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Opinión: Reflexiones desde la oscuridad en Chile

En momentos de profundo dolor y desolación, la reflexión se convierte en un refugio para el alma, un espacio donde buscamos respuestas a las preguntas que surgen en medio del caos. Mientras la V región se vio azotada por incendios devastadores y, al mismo tiempo, enfrentamos el fallecimiento del ex presidente Sebastián Piñera, una nube negra parece posarse sobre nuestro país, cargándolo de una sensación amarga.

En este contexto, ¿te has sentido culpable por estar bien mientras otros sufren? ¿O acaso experimentas una creciente desesperación al notar cómo Chile, día tras día, se vuelve más crítico frente a las tragedias que nos afectan? Y es que en palabras del filósofo Frank Martela, la bondad es una necesidad psicológica básica. La fatiga empática, ese sentimiento de impotencia al no poder hacer más por quienes sufren, nos embarga en momentos como estos.
Sin embargo, transformar esta empatía en compasión, en acciones concretas, puede marcar la diferencia. ¿Podría ser esta virtud la piedra angular sobre la cual reconstruir nuestro futuro?

Es inevitable recordar episodios pasados, cuando en el contexto del terremoto de 2010, con un grupo de personas partimos rumbo a Curepto y alrededores a ayudar como fuera posible. Las carreteras llenas de grupos de personas encaminadas rumbo a ayudar a quien lo necesitara. Cientos de iniciativas surgieron por meses que permitieron acompañar y ayudar a los damnificados a salir adelante.

¿Por qué en situaciones extremas aflora lo mejor de nosotros? ¿Acaso nuestro juicio crítico nos impide reconocer nuestras bondades en tiempos de quietud o tranquilidad?
La compasión y la bondad no solo mejoran nuestro bienestar personal, sino que también fortalecen los lazos de solidaridad que nos unen como sociedad.

Es momento de desafiar el statu quo y mantener viva la llama de la bondad que surge en nuestras experiencias más extremas.
En medio de la oscuridad, la bondad puede ser la luz que guíe nuestro camino hacia la reconstrucción y la esperanza.

Estos tiempos difíciles nos recuerdan la importancia de ser compasivos, de tender una mano amiga a quienes más lo
necesitan, y de cultivar la bondad y la compasión como motores de cambio y unidad en nuestro querido Chile.

 

Roberto Puentes Kamel, CEO startup Club de la Felicidad.

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